sábado, 13 de febrero de 2010

"Las series de televisión le han hecho un flaco favor al género policiaco"

Con «La casa número 5» el jefe de la Sección de Continuidad de ABC de Sevilla debuta en el ámbito de la novela, trazando una historia que pretende ser creíble dentro de los cánones clásicos del género negro

POR PILAR GARCÍA

El hallazgo de un cadáver en la buhardilla de un domicilio particular habitado por una joven pareja marca el arranque de «La casa número 5» (Jirones de Azul), título con el que nuestro compañero y jefe de la Sección de Continuidad de ABC de Sevilla José Luis García (Jaén, 1957) realiza su primera incursión en el mundo de la novela. Su dilatada experiencia como redactor especializado en información de Sucesos ha sido, sin duda, una baza importante para abordar esta historia que, según confiesa, «ha supuesto todo un reto personal», si bien, y a la hora de definir este nuevo trabajo, opta por hacer una precisión: «Está a caballo entre el arquetipo de novela negra, en cuanto a la temática, y la novela policíaca, aunque prefiero decir que es más lo segundo. He pretendido que sea, sobre todo, una historia creíble en el sentido de plantear un caso que puede ocurrir y en el que no están forzadas las situaciones. El crimen hoy en día lo mueven muchos motivos, pero hay elementos básicos como la codicia, la venganza, el crimen pasional... que están siempre vigentes».
—¿Cuánto hay de deformación profesional en el hecho de que tu primera novela sea, precisamente, una novela negra?
—La idea de escribir una novela no era nueva, sino anterior a mis dos libros de Arte y al más reciente de reportajes «Crónica en negro», aunque sí ha sido posterior a dos obras de teatro que escribí con veinte años de edad. Por otro lado, vengo realizando información de Sucesos desde hace 25 años, desde mi vida laboral en Tenerife hasta la que de manera continuada vengo desarrollando desde hace 21 en ABC de Sevilla, por lo que puestos a escribir una primera novela ¡qué mejor que hacerlo de algo que conozco!. En cualquier caso, la historia ha ido generándose sobre la marcha, a medida que la escribía, aunque me marqué un límite porque no quería que pasara de las 350 páginas.
—¿Te has inspirado en algún hecho real?
—No, la novela no tiene nada que yo haya vivido como redactor de Sucesos, ni tampoco personajes reconocibles. No hay arquetipos reales, tan sólo un guiño sentimental a un amigo ya desaparecido, que nunca estuvo en Sevilla. Sí cabría destacar el perfil, que se da en la realidad, de ese policía que toda su vida ha estado en la calle y que es un auténtico ordenador personal en cuanto a conocimiento de datos e historiales. La existencia de ese tipo de policía, sí he querido reflejarla.
—Ubicas la trama argumental en Sevilla que, a priori, no parece un escenario muy proclive al género negro.
—Aunque está ambientada en la Sevilla actual podría transcurrir en cualquier otro sitio;no es, pues, una novela sevillana. De todas formas, ¿por qué no podría ser Sevilla escenario de una historia que pretende romper un poco con la línea de novela negra que ahora se hace? En este sentido, he intentado volver a un cierto clacisismo en cuanto al planteamiento de situaciones que
no son forzadas, sino que pueden ser cotidianas, dentro de que es una trama novelesca, apartándose de la brutalidad y de la marginalidad de la novela negra actual. Pienso, además, que hay algo que le ha hecho un daño terrible a la credibilidad del género y son las series de televisión, donde se fuerzan las cosas hasta límites insospechados. Estas series le han hecho un flaco favor al género negro e incluso a la credibilidad de la investigación policial.
—Hay quienes sostienen que la novela negra es como la nueva novela social de este siglo, ¿tú qué opinas al respecto?
—La novela negra casi siempre ha reflejado la época en que se ha hecho. Hay quien piensa que en nuestro país comienza con Pedro Antonio de Alarcón y «El clavo», aunque no era una historia suya sino francesa, en la que ya reflejaba una situación social que era la de la España del XIX con los mimbres que entonces había. Ahora mismo hay una sociedad mucho más abierta,
con una problemática muy distinta de marginalidad, de violencia..., que da mucho juego. Pero mi novela se aparta de todo eso y trata de ser agradable de leer, es casi una aventura donde no hay especial truculencia.
—La moda que ha teñido de misterios y crímenes esotéricos la literatura más reciente, ¿ha hecho mella en el corazón de la novela negra o eso es otra cosa?
—Creo que es otro tipo de novela. Si algo tenía claro cuando comencé a escribir esta historia es que no iba a ser ni de tema esotérico, porque puede haber ya una saturación, ni de sectas, ni de curas asesinos, que también parece que tienen mucho morbo, ni una novela documentalista, en la que la mitad son datos que ya vienen dados y a los que se le añaden los personajes, a veces, hasta con corsé.
—¿Has pensado en darle continuidad a este primer título?
—No, no es una historia creada para sacarle secuelas. Tal vez algún personaje pueda ser reutilizable, como ocurre con Santana, el inspector jefe del Grupo de Homicidios..., ¡quién sabe!

(ABC de Sevilla 10 noviembre 2007)

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