"El plumilla de Sucesos de toda la vida es un animal en peligro de extinción"
Tras «La casa número 5», José Luis García presenta hoy en la Fundación Cruzcampo su segunda novela, «Tus compañeros no te olvidan» (Jirones de Azul), un trepidante thriller policíaco del que quiere hacer una saga
POR ANDRÉS GONZÁLEZ-BARBA
SEVILLA. José Luis García (Jaén, 1957), acaba de dar otra vuelta de tuerca a las aventuras del inspector Santana, quien protagoniza de nuevo su segunda novela, «Tus compañeros no te olvidan» (Jirones de Azul). En esta segunda entrega, el autor —que es redactor de Sucesos y jefe de Continuidad de ABC—, plantea otra trama de intriga policial en una novela trepidante que
arranca con dos asesinatos: una persona que aparece dentro de un coche calcinado y un mendigo que ha sido acuchillado en plena calle. El thriller está servido.
—¿Qué novedades tiene esta nueva novela con respecto a la «Casa número 5»?
—Esta segunda novela la he planteado como una saga. Los protagonistas de la primera eran el jefe de Homicidios y la gente de su grupo. Los que han leído esa primera novela vieron que los personajes tenían cierto recorrido y que podían tener vida, y que, al uso de las novelas policíacas, podrían dar pie a una segunda historia, y así fue cómo surgió esta nueva novela. Se plantea,
pues, una saga de protagonistas concretos en una ciudad concreta.
—¿Por qué la considera novela policíaca más que novela negra?
—Porque se desarrolla una trama muy creíble y pegada a la realidad. La novela negra tiene unas connotaciones distintas, los personajes son más duros, desarraigados y violentos. Mi novela se pega mucho a la realidad en cuanto a la historia y el ambiente policial. He retratado a los policías como a personas, en cuanto al lenguaje que usan, sus problemas, sus fricciones con el trabajo, el desarrollo de la investigación o la injerencia de otros grupos, porque Homicidios no puede dar un paso si no quiere la Policía Científica. En el fondo de todo eso está el personaje del inspector Santana, que es muy intuitivo, y todo lo que ocurre no hace más que corroborar su manera de ser y pensar.
—¿Cómo es realmente el inspector Santana?
—Es un hombre cachazudo, cazurro en el sentido cariñoso, cabezón, tenaz… Si Santana fuera un personaje real y si se le pudiera hacer un análisis de ADN, saldrían pequeños retazos de muchos policías de su generación. El personaje de Santana es un homenaje o un recuerdo de una generación de policías que están entre la antigua Brigada Criminal, esto es, el policía preconstitucional, y el policía de última generación, que es joven y científico y que llega con otros pensamientos más racionales. Santana está en el medio y une a la generación peconstitucional —podríamos llamarla así—, con la nueva policía. Yo llevo más de un cuarto de siglo haciendo sucesos y ese es el tipo de policía que he conocido. Es una persona bromista
cuando tiene que serlo, irónico, cabezón. Santana está en ese grupo que podría decir adiós por años de servicios realizados.
—¿Es la realidad más dura que la ficción?
—Es posible, pero mi manera de hacer novela policíaca es muy clásica. Los casos que el lector verá cuando lea el libro —un cadáver acuchillado dentro de un coche y un asesinato de un mendigo— son los que uno se puede encontrar en la vida diaria, no he querido describir nada truculento.
—¿Sevilla va a seguir siendo un personaje de fondo en esta saga?
—Santana y su gente son del Grupo de Homicidios de Sevilla, que aquí figura como escenario, no necesariamente como protagonista. Hay quien me ha dicho que en esta segunda novela Sevilla aparece más desenfocada, en la primera se hablaba del barrio de San Julián, aunque no me excedía en las descripciones. De hecho, planteé algunas escenas de «La casa número 5» en la Costa del Sol, y había continuos «flash-back» que aquí no se plantean. Mi intención es que los personajes se muevan en historias futuras.
—¿Qué influencias literarias ha tenido?
—Yo he leído de todo y no he tenido ninguna preferencia. Me encanta la literatura de Vázquez Montalbán, quien me animó a escribir cuando le hice de joven una entrevista. También me gusta la literatura policíaca clásica inglesa más que la americana, pero yo creo que aquí no hay ningún homenaje a nada de eso. En el fondo es una narración periodística, muy pegada a la manera de hablar de la gente, sin caer en los localismos.
—¿Por qué cree que se está banalizando el tema de los Sucesos, sobre todo en la televisión?
—Los sucesos han sido, nos guste o no, las noticias que más interesan por el morbo que despiertan, porque tienen una gran cercanía con las personas. En Internet se leen muchísimos sucesos. El problema de la televisión es que como se mueve por audiencias, se banalizan los Sucesos y se hacen cosas que no tienen nada que ver. Se escarba en las vidas de las personas. El «plumilla» de Sucesos de toda la vida, como a mí me gusta llamarlo, es un animal en peligro de extinción. Cualquiera puede hacer sucesos, pero no sólo se trata de contar lo que ha ocurrido, sino de situar las cosas en su contexto, sobre todo cuando se habla de investigaciones y asuntos judiciales.
(ABC de Sevilla 10 noviembre 2008)
sábado, 13 de febrero de 2010
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